lunes, 15 de marzo de 2010

El capitalismo, la auténtica dictadura del mundo

El País como punta de lanza y los restantes medios de comunicación como fieles escuderos se dedican un día sí y otro también a denunciar las dictaduras imperantes en Cuba y Venezuela. Periodistas, políticos y escritores que se dicen de izquierdas -los de derechas en su mayoría nunca osan definirse así, tal es su abyecta condición medrosa- parecen que no podrían conciliar el sueño hasta que "caigan" los regímenes políticos de Cuba y Venezuela, y luegos, aunque estos países recuperen su condición original democrática, la de Batista y Pérez Giménez, ya no necesiten volver a hablar de ellos. Y mientras, los ocupantes de tribunas, editoriales, columnas de los medios de comunicación del pensamiento único, nunca hablarán, aunque se refieran constantemente al paro, a las dificultades económicas, de los beneficios de los multimillonarios que ocupan las crónicas de sociedad, la gente "guapa e ilustre", auténtica culpable de esta situación. La Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, de un lado, y la CEOE de otro, exigen para que no mermen las ganancias de sus monopolios, empresas, de las entidades bancarias que los cobijan, que los trabajadores regresen al régimen de semiesclavitud del que nunca debieron salir. ¡Aquellos dorados tiempos de los Imperios, con jornadas de 14 y 16 horas de trabajo diario, esperanzas de vida que no traspasaban los 40 años de edad ¡cómo pensar entonces en jubilaciones!, hambrunas y epidemias que se llevaban a los pobres del mundo desunidos!. ¡Cómo los añoran! Menos mal que a los discípulos de los Marx, tan dañinos para la buena economía del desarrollo capitalista, los fueron poco a poco domesticando... Porque no existe mayor dictadura que aquella de la que no se habla, la de la Banca y las grandes empresas. A veces se ofredcen algunos datos perdidos en el fárrago de esas crípticas informaciones económicas que se leen sin comprender su trascendencia la mayor parte de la gente. Que si en el año 2009 8 altos directivos de Endesa cobraron cerca de 9 millones de euros por indemnización y por beneficios 30 millones de compensaciones extraordinarias 3 consejeros. Que si el ex presidente Jaume Matas cobraba dinero no declarado en sobres . Que si Carlos Fabra está acusado de delitos contra la hacienda pública, fraude fiscal, cohecho, malversación, prevaricación... Pero los partidos de la derecha, sean nacionalistas como en Cataluña o nacionales -todos ellos muy católicos, eso sí- como el P.P, piden que se aumenten los años de cárcel para el que robe para no morir de hambre un chorizo de una tienda, que los auténticos chorizos al fin son quienes hacen la ley, y lo otro, como diría Shakespeafre no son sino palabras, palabras, palabras. Que Roldan y los otros tienen a salvo sus dineros y Francisco Camps, otro encausado sin miedo de que contra él la justicia se revuelva, que los habitantes de la tribuna de la risa saben bien quienes son sus corifeos. Pero Díaz Ferrán, convicto y confeso por sus palabras y por sus hechos, tiene la solución: que los jóvenes comprendan la necesidad de la esclavitud laboral del siglo XIC que desarrolló el capitalismo. He ahí el terrorismo blanco al que ningún poder político declara fuera de la ley. El único problema de nuestros intelectuales, opinionistas, tertulianos, es Cuba y Venezuela. ¿Los muertos que cada segundo, se cuentan por miles, produce el capitalismo? Son muertos legales. Solo importa una muerte si esta es producida por las dictaduras que deben ser denunciadas. Los banqueros conforman la democracia. Y los albañiles o mineros o trabajadores de cualquier índole que han de ser sacrificados por exigencias del capital, no se suicidan, son simplen accidentes, seres devorados por el gran Moloch que impera en nuestras democracias. La CEOE. Sus colegas europeos.
El capitalismo no es un fantasma que recorre el mundo. Es una realidad culpable al que únicamente parece ya combatir ya la naturaleza con sus gritos y estruendos y también las lágrimas de sus tierras agredidas, devoradas por quienes buscan la solución final. Claro que para entonces ya tampoco existirán jueces que puedan condenarnos a los críticos.

No hay comentarios:

La Linterna del S. XXI